Presos de nuestra Exigencia

“Cuando me identifico con lo que hago, lo que hago soy y siempre seré.”

Bajo esta premisa, todo mi ser y mi hacer están íntimamente vinculados. Cuando esto sucede, lo que hago no puede tener errores, no puedo fallar, no me permito la imperfección, aunque sepa y entiendo que la perfección no existe (pues es un elemento lingüísticamente interpretativo). Cualquier equivocación merecería la desaprobación de las personas que me rodean, y más aun de mi mismo.

Lo que para ti es perfecto, para mi puede ser “normal, “simple” … y llegados a ese punto, prefiero no escucharte.

En la exigencia, cuando interpreto que nuestro hacer y nuestro ser son la misma cosa, cada vez que cometa un error afectará a lo más íntimo de mi identidad. Por ello, en un hacer-hacer- hacer, intentamos consolidarnos buscando aprobación, reconocimiento y la estima de los que nos rodean.

El hacer nos mantiene enfocados en lo de afuera, y perdemos la conexión con nosotros, con nuestra mirada. Aparece en acción la distinción (palabra que distingue) CONTROL. Una persona que controla se sentirá insegura en un nuevo ambiente, ante un nuevo proyecto, o ante cualquier cambio en su zona de confort (Definamos zona de confort como algo que haces, piensas o sientes y tiene coherencia para ti).

Bajo el yugo de la exigencia, cada error, lo viviremos como un autentico fracaso, cada palabra de desaprobación será una punzada en el estómago, o la tensión en el cuello, o aquella parte de cuerpo donde suele afectarnos, cuando no nos sentimos bien.

Para evitar esto, inconscientemente nos ponemos a salvo ¿Cómo? Si tengo la certeza que no me va a salir perfecto, y no voy a recibir la aprobación de los demás, postergo o evito hacerlo, así no me permito fracasar (interpretación) evitando lo que yo interpreto como sufrimiento, ataque, o rechazo.

¿Qué podemos hacer entonces? Si nos vemos identificados, si nos descubrimos exigiéndonos, es muy importante ser honestos con nosotros mismos. Observarnos, prestar atención y comenzar a realizar pequeños cambios.

Antes, veamos que ocurre en el camino de la excelencia, podemos permitirnos los errores, son parte natural de todo proceso, y cada error lleva implícito un aprendizaje. Si podemos mirar y permitirnos la imperfección, podemos crearnos un entorno más amable con nosotros mismos, donde nos permitimos experimentar nuevas acciones, nuevos caminos.

Los logros se celebran. Se aceptan los feedback como toma de consciencia para los cambios en los posibles errores, y para fortalecer aquello que nos ha salido bien. Estaremos menos tensos, y sentiremos el bienestar de nuestro abrazo y nuestra comprensión. Tomar la decisión de ser más flexibles.

Aceptar los cambios, el aprendizaje, el desarrollo, los fallos como parte de un proceso de vida.

La excelencia se puede desarrollar como un hábito. Aquí te dejo algunas ideas:

  • Toma consciencia en cuanto notes que estás bajo la mirada de tu exigencia.
  • Decide bajarle la intensidad.
  • Permítete errores.
  • Celebra los triunfos.
  • Amplia tu mirada y tu escucha a los feedback, no lo tomes como aprobación o desaprobación, simplemente como algo que puedo mejorar o reforzar.
  • Respira la confianza en hacer las cosas desde la elección de hacerlas bien. No perfectas.
  • Ábrete al aprendizaje de los errores.
  • Disfruta del camino recorrido, más que el punto de llegada.
  • Comienza por acciones pequeñas en casa.
  • Al principio quizás te cueste, a pesar de ello sigue practicando, cada día es una nueva oportunidad.

Espero te sirva este artículo y lo compartas con quien creas que lo pueda necesitar.

Clairet Reyes