Pedir o no pedir, he ahí el dilema
«Nunca me enfado por lo que la gente
me pide, sino por lo que me niegan»
Somos seres relacionales, cada día nos relacionamos unos con otros a través de diferentes medios, en nuestro presente se han incrementado las interacciones a través de las redes sociales y plataformas digitales, y esto sigue siendo comunicación. En este baile de información que va y viene en nuestro lenguaje, se encuentran las peticiones.
Las usamos a diario, en la compra, con nuestros hijos, en la pareja, en el trabajo, con nuestros clientes… Las hacemos o las recibimos, y muchas veces no nos detenemos a preguntarnos, realmente ¿estoy haciendo bien una petición? o ¿me esta funcionando la forma en que hago mis peticiones?
Sin embargo en oportunidades no pedimos por no mostrar nuestra vulnerabilidad, que la persona a quien pedimos sepa que necesitamos algo, nos puede crear cierta reticencia. Pensar, lo que el otro puede pensar de mi, nos genera incomodidad, una sensación de estar en deuda con el otro. Pero todas estas sensaciones, son nuestras y es importante preguntarnos ¿Qué me pasa a mi con pedir? ¿Qué siento? ¿Qué me incomoda? ¿Qué puede pasar, o que pasa si me dice que no?
Las peticiones para ser efectivas, deben reunir ciertas características como:
- Ser especifica. ¿Qué deseas pedir en exactamente?
- Estar dirigida a alguien en concreto. ¿A quién va dirigido?
- Tener un tiempo específico ¿Para cuándo? Se refiere al momento actual o a futuro.
- Tener ciertas condiciones – ¿Cómo lo quieres?
- Se debe tomar en cuenta el contexto en que nos encontramos ¿En qué momento lo pides? ¿Qué ocurre a nuestro alrededor?
- Evitar el trasfondo de obviedad- No supongas que el otro lo sabe.
- Supuesto de competencia- ¿Esta la otra persona capacitada para darte lo que pides?
- Que sea factible. Pedimos lo imposible para no conseguir nada.
- Realizarlas siempre en positivo. Evitar por ejemplo «no te importaría»
- Y lo que considero más importante ¿Cómo te sientes en el momento de hacerla? Muchas veces, estamos enfadados y lejos de hacer una petición, realizamos una exigencia. En estos momentos, toma un espacio para sentir, y poder hacer tu petición desde un lugar más sereno.
Posteriormente en el proceso de la petición, tanto si los haces tú o la recibes, el otro puede:
- Aceptar – SI
- Declinar- NO
- Contraoferta-NEGOCIAR
- Posponer – puede decir SI, pero en otro tiempo.
- El que la hace, sin empatía puede insistir, invadir, agobiar (en este punto tiene que ver con poner limites, que lo veremos en siguiente artículo).
Importante:
1.- Hay que tener en cuenta que, si nos dicen que NO y rechazan nuestra petición, no nos están rechazando como personas, están rechazando la petición que estas realizando en ese momento. Tienen todo el derecho del mundo. Por ello es importante no sentirse mal. O saber gestionar esta negativa, observa tú lo que sientes, y pregúntate ¿Qué te pasa cuando te dicen que no?
2.- Aprender a hacer PETICIONES y escuchar lo que nos PIDEN, es un arte en el cual nos liberarnos de las cargas que se nos imponen, por no establecer las condiciones previas. Todo esto también funciona a la inversa.
3.- Escucha que te piden y haz las preguntas específicas antes de dar una respuesta. ¿Cuál es tu petición específica? ¿En qué exactamente te puedo ayudar? ¿Para cuándo lo quieres? Y todas las preguntas arriba señaladas.
Es un arte, y es un trabajo practicar nuestras peticiones. Utiliza como prueba estas indicaciones, y observa como estas haciendo peticiones tan sencilla como ¿Me puedes ayudar a ordenar la habitación? o Necesito el informe para el próximo lunes ¿Te puedes comprometer a entregármelo en esa fecha?
Hacer las peticiones de manera proactiva, nos evita caer en el mundo de nuestras expectativas, que tan frustrantes resultan. Te acompaño a trabajar en este tema, si así lo necesitas. Escríbeme.
Clairet Reyes