¿Hasta cuando quieres ser Salvador?

Muchos de nosotros nacimos en el marco de una familia estructurada (familias que mantienen un buen equilibrio en sus relaciones) que por mil motivos quizás en el camino, como es natural en la vida, se presentan conflictos para los cuales no estamos preparados, así es como vamos aprendiendo, no porque alguien te lo cuenten. De poco sirve, si no has vivido en carne propia la experiencia de las relaciones personales.

Si naciste en una de estas familias, que en el camino se convirtieron en familias desestructuradas, donde ante los conflictos nuestros padres solucionaron de la mejor manera que pudieron, o como les habían enseñado. Quizás hoy, como muchas personas, ejerzas el rol de salvador, o de víctima. En este post hablaremos del el del Salvador, y la próxima semana ahondaremos en el rol de Victima.

Algunas veces hemos recibido mensajes a diario…

“No causes molestias”, “Dale preferencia a los demás”, “Sirve primero a los demás y tú de último”, “Desconfía”, “Sé leal”, “No cuestiones las reglas”, “Los otros lo hacen mejor que tú”, “Nunca me ayudas”, “Necesito ayuda”, “Con lo que yo me he sacrificado por ti”, “Eres tan egoísta”, “No piensas en los demás” … y así un largo etcétera. ¿Te suena?

Muchos de estos mensajes nos han posicionado en el rol de Salvador, o bien el de Victima.

En el caso del Salvador, ¿Qué es lo que ocurre?

En muchas ocasiones es un rol que adquirimos de manera inconsciente, pero ¡atención! que no viene impuesto desde fuera, aunque sean las circunstancias las que te lleven a adquirir dicho rol, es una decisión, inconsciente o consciente.

Nos movemos tantas veces en este rol, que no nos damos cuenta de que vamos Salvando a las personas que amamos, a los conocidos y a quien nos necesite. El problema que se presenta, es que hay un momento en que te agotas, porque ejerces el rol de Salvador desde la búsqueda de aprobación, desde el sacrificio, entre otros muchos factores.

El Salvador puede adquirir una característica particular, puede parecer que puede con todo, que es resolutivo, que tiene mucha fuerza, pero también puede presentar un constante cansancio.

Ahora bien ¿Cómo podemos salir del rol de Salvador?
  • Tomando consciencia del momento en que estamos ejerciendo el rol.
  • Tomando tiempo para corregir, comprender y aceptar que él otro es tan válido como tú, y que cada persona vive un proceso de aprendizaje que no tiene nada que ver contigo, ni tiene que ser salvado de nada.
  • Respetar el proceso del otro, es respetar también tu proceso de vida.

Puedes ayudar, desde la comprensión, el amor y el respeto al otro. Te agotarás menos, y tendrás relaciones más armoniosas y serenas.

Clairet Reyes